Si pudiéramos viajar hasta el Sol con una brújula,
pensaríamos que el instrumento se ha vuelto loco. La aguja se empeñaría
en apuntar hacia el Sur donde debería estar el Norte, y viceversa. El
motivo es que el campo magnético del Astro rey está a punto de invertirse por completo, un fenómeno cíclico que ocurre exactamente cada once años y
cuyos efectos a gran escala se hacen notar en todo el Sistema Solar.
También la Tierra, como es lógico, está dentro de su campo de
influencia, aunque esto no supone ningún peligro. Sin embargo, los
científicos advierten de que puede afectar a nuestras redes de distribución de energía y los satélites GPS. Por este motivo, un grupo de investigadores del Observatorio Solar Wilcox de la Universidad de Stanford sigue atentamente todo lo que ocurre en la superficie solar.
Aunque el mecanismo exacto interno que impulsa el cambio no
se entiende completamente, estos investigadores han monitoreado el
campo magnético del Sol a diario desde 1975 y pueden identificar el
proceso con facilidad. Esta será la cuarta inversión que observen.
La nueva polaridad no pasa de repente, sino que se acumula durante todo el ciclo solar de once años cuando las manchas solares -
áreas de intensa actividad magnética - aparecen como parches oscuros
cerca del ecuador de la superficie del Sol. En el transcurso de un mes,
las manchas solares se desintegran, y poco a poco el campo magnético
migra desde el ecuador hacia uno de los polos del Astro rey.
A medida que la nueva polaridad se mueve, erosiona la
existente. El campo magnético se reduce gradualmente hacia cero, y luego
repunta con la polaridad opuesta. «Es un poco como una marea que entra o
sale», dice Todd Hoeksema, físico solar en Wilcox. «Cada pequeño gesto
trae un poco más de agua y, finalmente, se llega a la reversión
completa».
Máxima actividad
Durante este proceso, el Sol se encuentra en su pico máximo
de actividad, que se caracteriza, además de por un aumento del número
de manchas solares, por un incremento de las erupciones solares -hace tan solo unos días, el Sol lanzó la más potente del año- y las eyecciones de masa coronal (CME,
por sus siglas en inglés), una gigantesca nube ardiente de partículas y
radiación que sale disparada desde la superficie solar hacia el
espacio.
Los efectos del cambio de polaridad se harán notar en todo
el Sistema Solar. La zona del espacio donde el campo magnético del Sol
ejerce su influencia -llamada heliosfera- se extiende mucho más allá de
Plutón, hasta la frontera del espacio interestelar que la nave de la
NASA Voyager 1 consiguió atravesar hace poco.
El cambio del campo magnético del Sol y las ráfagas de
partículas cargadas también pueden interactuar con el propio campo
magnético de la Tierra. Una de las manifestaciones más notables y
también más hermosas es un repunte notable en la aparición de auroras en los cielos de las altas latitudes. También pueden afectar a los sistemas electrónicos más importantes,
como las redes de distribución de energía y los satélites GPS, por lo
que los científicos están muy interesados en controlar lo que suceda en
la heliosfera. «También vemos los efectos de este cambio en otros
planetas», apunta Hoeksema. «Júpiter tiene tormentas, Saturno tiene
auroras, y todo eso se deriva de la actividad solar».
El próximo ciclo, más débil
Los científicos del observatorio Wilcox, que ha producido
uno de los registros más completos y detallados de los cambios diarios
en el campo magnético global del Sol, se han dado cuenta de que la
actual transición se caracteriza porque los hemisferios del Sol están
cambiando a un ritmo diferente. El hemisferio norte volcó este verano, el hemisferio sur debería girar en un futuro próximo.
Hoeksema y sus colegas también han notado que la fuerza de
los campos magnéticos en los polos medida hace dos o tres años era de
solo la mitad de lo que generalmente está en el mínimo solar. Esto
indicó que el próximo ciclo solar será débil, lo que confirma las
mediciones actuales.
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